"Dios envía una lluvia de sonrisas sobre tu vida, un manantial de perdón para vivir en feliz, un mar de bendiciones para compartirlas con otros, un río de paz para saciar tu sed y la nube de gloria para caminar seguro durante toda tu vida"

UNA TAREA DIARIA

La necesidad de perdonar es diaria en cada una de nuestras vidas. Todos los días siempre hay algo o a alguien a quien perdonar. Quizás la madre tendrá que perdonar al hijo que llega del colegio con el uniforme escolar sucio y hecho jirones; o tendrá que perdonar al esposo que olvidó el aniversario de bodas número cincuenta; o su incapacidad para elogiar su esmero en la preparación de suculentos platillos para la ocasión. El esposo por su parte, quizás tendrá que perdonar los gritos desaforados de un patrón falto de paciencia y buen humor, que lo sobrecarga de trabajo y que reclama su presencia incluso los fines de semana; también deberá perdonar a la esposa que lo recibe en la puerta de la casa con el pliego de quejas y reclamos porque se acabó el gas, se quemaron los fusibles, cortaron el teléfono o por el mal comportamiento de los hijos o del perro de la casa.
Una hermana tendrá que perdonar a la otra por tomar sin permiso su blusa favorita y mancharla con helado de chocolate. La novia tendrá que perdonar al novio distraído que olvidó que se cumplieron 3 años, 15 días, 2 horas, 20 minutos y 15 segundos desde el día en que se conocieron.
¡En fin! todos los días hay siempre algo que perdonar. La Biblia nos habla en Mateo 18:23-35, acerca de un rey que perdonó una gran deuda a uno de sus siervos, pero que sin embargo éste siervo no pudo hacer lo mismo con otro consiervo que también le debía dinero en menor cantidad; sino que faltándole misericordia, lo envió a la cárcel hasta que pudiera pagar su deuda.
Dios, querido, lector, está esperando que en nuestros corazones abunde el perdón para con nuestros semejantes, que no vivamos atados a los resentimientos, que “no se ponga el sol sobre nuestro enojo” (Efesios 4: 26). Entendamos que, el perdón es la llave que ha liberado a miles de personas de cárceles espirituales, sociales y morales. ¿Qué esperas, entonces, para ir a perdonar o pedir perdón? Haciendo esto no sólo te liberaras de tus propias prisiones, sino que cortarás la cadena de amargura que te ataba a aquel que te lastimó, y permitirás que esté también puede ser hecho libre.

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Este blog ha sido creado para compartir experiencias de vida que puedan mostrarnos, de manera más clara, las cosas buenas que llevamos dentro y que algunos hasta hoy desconocen.
Te invito a conocer juntos todo el potencial que Dios ha puesto en tus manos, te sorprenderá llegar a saber que eres una persona con propósito, que no naciste por casualidad, sino que Dios diseñó para ti una vida abundante, para que la disfrutes tomado(a) de su mano.