Aquellos que tenemos la suerte o la desdicha de viajar en autobús, sabemos que es toda una aventura treparse a este tipo de transporte, y esperar llegar a tiempo y sano y salvo al trabajo, al colegio, a la universidad, a una reunión importante, etc., aunque para ello tengamos que exponernos a ser magullados, pisoteados y despeinados.
Una vez dentro del autobús, se puede observar todo tipo de personas, algunos van mirando por la ventana totalmente distraídos; otros conversan amenamente; algunos ríen, otros viajan tristes o enojados, unos cuantos, tal vez, vayan durmiendo; otros bajan antes y otros después. Sin embargo, todos tienen un destino al que llegarán tarde o temprano.
El mundo es como un gran autobús, con todo tipo de personas dentro. Unos, tal vez, habrán oído hablar de Cristo, otros ya lo habrán recibido en su corazón, pero otros, quizás, nunca oyeron su Nombre. Esta es una triste verdad, pero es la realidad. Gran parte del mundo aún vive en tinieblas, porque aún no han conocido al único Dios verdadero. Decimos que somos cristianos, porque vamos a la iglesia, cantamos, somos amables con las personas y pagamos nuestros impuestos; sin embargo, querido lector, ser cristiano es mucho más que eso. Ser cristiano es tomar la bandera del evangelio y cumplir la Gran Comisión encomendada por nuestro Señor Jesucristo. Ser cristiano es sentir dolor y compasión por la gente que sufre y no tiene quien le brinde consuelo.
Podemos y estamos en la obligación de cambiar la realidad del mundo, podemos y debemos levantarnos de nuestros cómodos asientos y aunque este gran “autobús”, gire peligrosamente de derecha a izquierda, nos zarandee y trate de hacernos perder el equilibrio, podemos asirnos con fuerza de Cristo y en su Nombre hablar a las personas de su gran amor; para que no haya más gente sin esperanza, para que los que conversan y ríen, lo hagan porque han conocido a Cristo, para que los que tengan que bajar del “autobús”, al llegar a su destino, lo hagan con la seguridad de ser salvos. Dice la Biblia que “la mies es mucha, pero los obreros son pocos” (Mt. 9:37). Dios esta esperando a gente dispuesta a servirle, a sufrir por la causa de Cristo, sabiendo que a pesar de ser magullados, maltratados o estrujados, hay gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, Y no hay mayor pago para un cristiano, que poder ver la dulce sonrisa, llena de gozo, de nuestro amado Dios.
Podemos y estamos en la obligación de cambiar la realidad del mundo, podemos y debemos levantarnos de nuestros cómodos asientos y aunque este gran “autobús”, gire peligrosamente de derecha a izquierda, nos zarandee y trate de hacernos perder el equilibrio, podemos asirnos con fuerza de Cristo y en su Nombre hablar a las personas de su gran amor; para que no haya más gente sin esperanza, para que los que conversan y ríen, lo hagan porque han conocido a Cristo, para que los que tengan que bajar del “autobús”, al llegar a su destino, lo hagan con la seguridad de ser salvos. Dice la Biblia que “la mies es mucha, pero los obreros son pocos” (Mt. 9:37). Dios esta esperando a gente dispuesta a servirle, a sufrir por la causa de Cristo, sabiendo que a pesar de ser magullados, maltratados o estrujados, hay gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, Y no hay mayor pago para un cristiano, que poder ver la dulce sonrisa, llena de gozo, de nuestro amado Dios.
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