Ayer me disponía a ir a mi trabajo, estaba retrasada así que decidí tomar un taxi. Al sentarme como copiloto el chofer del taxi se percató que no había cerrado bien la puerta del vehículo, así que me pidió que por favor la cerrara bien. Fue entonces que me di cuenta que no estaba bien cerrada. En ese momento pensé ¿por qué es tan importante cerrar bien la puerta? Y al instante se me vino a la mente la idea de algún accidente, o que la puerta se abra de un momento a otro y yo caiga a la pista estando el carro en movimiento, ¡en fin! me di cuenta de lo peligroso que era no cerrar bien la puerta. Y pensé que así también pasa con la vida misma, pensé en lo importante que resulta cerrar bien la “puerta” de nuestro corazón para impedir que podamos ser dañados, lo vital que resulta asegurarnos que no la hemos dejado abierta, y que ante cualquier problema o bache en el camino que zarandee nuestra vida, la “puerta” de nuestro corazón seguirá bien cerrada, impidiendo que salgan disparados nuestros anhelos, nuestras ilusiones, nuestra fe, nuestra paz o nuestra vida misma.
Amigo, sólo Dios puede poner el preciado sello en tu corazón, de tal manera que no se escape de tu vida las cosas buenas que Él ha depositado en ti. Recuerda que mucha gente que dejó la “puerta” abierta, dejó escapar sus ganas de vivir, la esperanza o el amor y terminaron cayendo al suelo, heridos y lastimados. Cierra bien la “puerta” y vivirás seguro, pero primero asegúrate de no haber dejado a Cristo fuera de tu corazón.
Janet, qué hermoso lo que nos compartís, que bien lo detallás, como Dios nos habla siempre a nuestro corazón, aún a través de una puerta mal cerrada de tu taxi. Me encanta esta nota, todo parte de nuestro corazón, por eso debemos darle todo nuestro ser y nuestro corazón a Jesús. Dios te bendiga! Tere.
ResponderEliminarGracias querida Tere por tu comentario, es una bendición para mi que compartas tus impresiones conmigo. Dios te guarde y te bendiga siempre ♥
ResponderEliminar