¿DESANIMADO?

Sé existen días en que uno no quisiera ni levantarse de la cama, pareciera que el cuerpo no le responde o que le pesa el doble de lo normal. Empero una vez levantados, el poder siquiera mirarnos al espejo y peinarnos representa una tarea muy fatigosa que realizar. En esos momentos en que uno se pregunta ¿en qué momento me envejecí tanto? hasta ayer fuimos mozuelos o mozuelas con la energía a flor de piel, podíamos correr, saltar, hablar casi sin respirar, reír con facilidad, sin reparar en las cosas que pasaban a nuestro alrededor. Y es cuanto te preguntas: ¿En qué momento, pues, abrí los ojos a una realidad difícil para sobrellevar? Y piensas que ¡las cosas eran

más fáciles, entonces, y hoy todo es diferente! ¡hoy todo te aburre!, ¡hoy todo es oscuridad1 ¡hoy no sientes ganas de hacer nada!, hoy hasta tu propia vida pesa demasiado! Hoy, incluso sientes que los zapatos que usaste para ir por la vida, te quedan demasiado grandes.
Sin embargo, déjenme decirles que todo ello no es más que el resultado del desánimo, de la apatía que hay en nuestras vidas. Es el resultado de no haber sido lo suficientemente creativos como para darle color y un poco de buen humor a nuestro diario quehacer en esta tierra.
El desánimo debe ser visto como tal y combatido con ahínco. No es un enemigo fácil, es astuto, se cuela sutilmente en nuestro diario vivir y, desde allí, prepara su trinchera y nos va fulminando con sus días grises, sus noches frías, su amarga soledad y su pesimismo frente al futuro próximo.
En nosotros esta el no dejarnos vencer. Busquen personas que combatan diariamente el desánimo, aprendan de ellos, involúcrense en sus luchas cotidianas, y recuerden que el día entero dura veinticuatro horas, y no todas ellas son claridad, empero las horas oscuras generalmente se han hecho para almacenar sueños, reponer energías y prepararnos para ver la luz que seguramente nos traerá el siguiente día