"Dios envía una lluvia de sonrisas sobre tu vida, un manantial de perdón para vivir en feliz, un mar de bendiciones para compartirlas con otros, un río de paz para saciar tu sed y la nube de gloria para caminar seguro durante toda tu vida"

CIEGOS DEL ALMA


Se dice que ciego, es una persona que no puede ver, que esta impedida de apreciar los colores y las formas de las cosas, que no puede distinguir entre una cosa y otra. Sin embargo, también existen ciegos que aún viendo la luz del día, viven en tinieblas; esos son los llamados “ciegos del alma”, aquellos, cuya venda no esta puesta sobre sus ojos, sino sobre su corazón, son personas que teniendo la miseria frente a ellos, no son movidos a compasión, son personas que viven en un mundo de sombras y tinieblas, en un mundo que trastocan los preceptos bíblicos, que “a lo bueno llaman malo y a lo malo bueno” son personas cuyas manos torpes, en medio de las tinieblas, no pueden brindar amor, sino únicamente, infringir dolor; son personas que transitan por la vida, tropezando y cayendo de bruces frente a su propia miseria; sin poder distinguir el sendero por el cual se arrastran
Es en medio de este mundo en que decir a Dios “abre mis ojos” se constituye en un ruego que se debe levantar desde las profundidades de nuestro ser, hacia el Dios Todopoderoso, hacia el único que puede abrir las pupilas de aquellos, y las de nuestros propios ojos, para enseñarnos que la luz verdadera no proviene del sol, sino de Él. Sólo entonces, tú y yo, “miraremos”; miraremos el dolor humano y lloraremos con los desprotegidos; sólo entonces miraremos cuando alguien extienda hacia nosotros su mano y podremos, entonces, saciar su carencia de amor; sólo entonces miraremos que había gente a nuestro alrededor dispuesta a amarnos, y, nunca más nos sentiremos solos, sólo entonces, seremos verdaderamente luz en el mundo, aquellos que reflejen la Luz Verdadera, aquella que puede alumbrar hasta el último rincón del corazón del hombre. Sólo, hasta entonces, miraremos Su rostro, resplandeciente, cálido, miraremos sus ojos que nos miran con el más dulce amor que alguien pueda darnos; miraremos su sonrisa invitándonos a ser felices; miraremos sus manos, que nunca soltaron las nuestras, y sólo así podremos caminar seguros y confiados por el sendero que nuestro amado Dios trazó para cada uno de nosotros.

1 comentario:

  1. CIEGO

    Hoy, que me vi, con mis ojos de ciego,
    desentrañando el alma, en el sosiego,
    desechado, en un vacío, hueco, vano,
    transitando sombrío, por seco llano.

    Solitario, absorto, divagando,
    paria, a la deriva, sin don de mando,
    descalzo, inanimado, trashumante,
    insensible ser, delirando incesante.

    Ante la humanidad, muy desolado,
    un personaje triste, . . . resquebrajado,
    interna y exteriormente, careciendo de todo,
    como luciérnaga negra, atrapada en el lodo.

    No sé si estoy en las quijadas del hambre,
    ávido de ilusiones, parezco fiambre,
    o si convivo entre fauces de miseria,
    esta quimera mía . . . es cosa seria.

    Sin lazarillo alguno, cruzo sendas ignotas,
    ojalá que lloviera, que me guiaran las gotas,
    necesito bastón, urgentemente,
    cual sensor, como luz, que sea vehemente.

    Pues he tropezado con troncos, con piedras,
    con árboles, chocado, en las tinieblas,
    mis heridas son extensas, no breves,
    cayendo voy, a un abismo, sin redes.

    Deseo un mundo plano, para mejor pisarlo,
    sin curvas traicioneras, quisiera transformarlo,
    mas sé que es imposible, seguiré en la penumbra,
    parece que mi vida a perder se acostumbra.

    Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
    México, D. F., a 30 de septiembre del 2014.
    Reg. SEP Indautor No. 03-2016-070109301200-14

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Este blog ha sido creado para compartir experiencias de vida que puedan mostrarnos, de manera más clara, las cosas buenas que llevamos dentro y que algunos hasta hoy desconocen.
Te invito a conocer juntos todo el potencial que Dios ha puesto en tus manos, te sorprenderá llegar a saber que eres una persona con propósito, que no naciste por casualidad, sino que Dios diseñó para ti una vida abundante, para que la disfrutes tomado(a) de su mano.