"Dios envía una lluvia de sonrisas sobre tu vida, un manantial de perdón para vivir en feliz, un mar de bendiciones para compartirlas con otros, un río de paz para saciar tu sed y la nube de gloria para caminar seguro durante toda tu vida"

VIVIENDO SIN TEMOR

Caminar por las calles se ha convertido en una verdadera odisea, el miedo y la inseguridad se vienen apoderando de la mayoría de las personas, lo cual hace que muchos se muestren temerosos, mirando de derecha a izquierda, de arriba a abajo, con la única finalidad de cerciorarse que no los sigan o que no los esperen en la esquina los “amigos de lo ajeno”. Siendo esto así, no es raro ver a madres asustadizas, aferradas a sus hijos y a sus bolsos, transitando, presurosas por las calles; a jóvenes contestando brevísimamente el celular, para luego guardarlo tímidamente en el bolsillo del pantalón; a niños temerosos, a quienes se les ha enseñado a no hablar con desconocidos, no contestar el saludo, no recibir golosinas, no caminar solos y memorizar los teléfonos de todos los hospitales, compañía de bomberos y comisarías; y a padres de familia que buscan asesorarse en métodos de defensa personal, que ensayan posturas defensivas, “patadas voladoras” y frases de amedrentamiento por si fuera necesario proteger sus vidas o las de sus familias.
Todo ello, denota el alto grado de inseguridad en el que viven las personas. La ciudad les asusta, los periódicos y noticieros incrementan aún más su desconfianza, al punto de llegar a destrozarle los nervios. No tienen paz en su corazón. Sus casas se han convertido en verdaderos fortines; cerrojos, candados, cadenas, protectores de fierro, ventanas reforzadas, púas, alarmas, servicio de vigilancia, perros guardianes y, hasta, monitoreos vía satélite; son sólo una muestra de aquello de lo que el hombre se vale para intentar sentirse seguro y protegido.
Empero, nada de ello servirá, ya que el miedo y el temor esta en su corazón. El salmista dijo: “Estaré seguro bajo la cubierta de tus alas” (Sal. 61:4). Y vaya que tenía razón; pues no existe, en el mundo ningún lugar, ni casa, ni fortín, ni refugio anti-bomba, en dónde podamos sentirnos seguros y protegidos, sino bajo la sombra de nuestro amado Dios. He allí, la gran diferencia con los que basan su seguridad en sus propias fuerzas. He allí, el motivo de nuestra paz. Jesús dijo “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27). Desechemos pues, todo miedo y desconfianza, y vivamos con libertad, experimentando, cada día de nuestra vida, aquella paz que Dios nos ha dado y que sobrepasa todo entendimiento, toda comprensión, toda ciencia y toda lógica humana.

1 comentario:

  1. hola hermana es la primera vez que visito su blog
    y me llamò mucho la atencion esta entrada en especial,
    debido a que lo que aqui expone ud es una realidad que vivimos muchos
    yo antes vivia en el estado de mexico y eso que comenta ud retrata casi fielmente la situacion que se vive en dicho estado de la republica de mexico
    por la gracia de DIOS ya me cambie de residencia ( osea del lugar de donde vivo)
    ahora vivo en el estado de hidalgo que es mucho mas tranquilo aunque tambien aqui se empieza a sentir tambien ese ambiente de inseguridad
    pero sabemos que estamo protegidos por la gracia de DIOS y al lado de el las cosas como estas son mas llevaderas ya que no estamos solos

    muchas gracias por esta entrada que nos deja mucho que reflexionar .

    aprovecho para saber si le gustaria enlazar el blog de Jasadim
    si acepta puede dejar msje en el blog

    muchos saludos y bendiciones desde hidalgo mexico
    gerardo

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Gracias por tu comentarios, me alienta a seguir adelante. Dios te bendiga.

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Este blog ha sido creado para compartir experiencias de vida que puedan mostrarnos, de manera más clara, las cosas buenas que llevamos dentro y que algunos hasta hoy desconocen.
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