"Dios envía una lluvia de sonrisas sobre tu vida, un manantial de perdón para vivir en feliz, un mar de bendiciones para compartirlas con otros, un río de paz para saciar tu sed y la nube de gloria para caminar seguro durante toda tu vida"

TE QUIERO PAPÁ

El amor, la ternura, la fragilidad, son características que general y erróneamente, las solemos atribuir únicamente a las madres, pues consideramos que los padres son el complemento fuerte del hogar, creyendo erróneamente, otra vez, que ser “fuerte” es sinónimo de insensible. Que su única misión en la vida es llevar el sustento, pagar las cuentas y arreglar todo lo que no funcione bien en el hogar. Sin embargo este argumento se desbarata con sólo ver a cuántos padres llorando fuera del jardín de niños, al dejar a sus hijos en su primer día de clases, al ver su desmedida preocupación cuando a alguno de sus hijos la fiebre lo tiene en cama, o al verlos emocionarse hasta las lágrimas, cuando el pequeñín por fin aprendió a decirle “papá” o cuando cayó en sus brazos luego de aprender a dar sus primeros pasos. ¡Quién puede entender, en ese momento, el corazón de un padre! que igual que una madre sufre, ríe, ama, sueña, y es tan fácil verlo quebrar esa aparente dureza, al solo roce de un beso de sus hijos; que se deja convencer y resulta cediendo ante los abrazos y los mimos de los nietos, que muestra a flor de piel toda su indefensión ante un “te quiero” de sus hijos. Que deja atrás su armadura de caballero o su traje de superman para colocarse el humilde traje de un hombre que “sólo” es padre, pero que es capaz de defender a los suyos ante cualquiera, que es capaz de trabajar hasta quince horas seguidas, y tener las fuerzas necesarias para llegar a casa y jugar con los niños a ser irrompible.
En atención a ello, con justicia la Biblia refiere en Efesio 6:2 “Honra a tu padre y a tu madre...” Y este, más que un mandamiento, debería surgir en nosotros como una necesidad, como una forma de vida, como una consecuencia natural, así como van las arrugas surcando el rostro añejo de nuestros padres, así como el tiempo los va encorvando y les va robando sus fuerzas, así de natural debería ser en nosotros el llamado a honrarlos, con todo el significado y alcance que tiene esta palabra. Hoy que aún lo tenemos a nuestro lado, hoy que aún vemos su mirada, hoy que todavía podemos sostener su brazo… hoy deberíamos aprovechar cada momento a su lado para decirle: “¡te quiero papá!”.

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Este blog ha sido creado para compartir experiencias de vida que puedan mostrarnos, de manera más clara, las cosas buenas que llevamos dentro y que algunos hasta hoy desconocen.
Te invito a conocer juntos todo el potencial que Dios ha puesto en tus manos, te sorprenderá llegar a saber que eres una persona con propósito, que no naciste por casualidad, sino que Dios diseñó para ti una vida abundante, para que la disfrutes tomado(a) de su mano.