"Dios envía una lluvia de sonrisas sobre tu vida, un manantial de perdón para vivir en feliz, un mar de bendiciones para compartirlas con otros, un río de paz para saciar tu sed y la nube de gloria para caminar seguro durante toda tu vida"

SU GRANDE AMOR...POR TI

Uno, dos, tres…cada latigazo rasgaba su piel, la destrozaba poco a poco, sin piedad, sin compasión, pues la consigna era producirle todo el dolor posible. Una vil corona de espinas, representando la maldad del hombre sin Dios, iba lacerando su cabeza, agudizando aún su dolor con el correr de las horas. Su cuerpo magullado, cortado y sangrante fue cargando, no sólo el pesado madero donde dejaría sus fuerzas, sino también el peso de tu pecado y el mío. Horas de angustia, el Gólgota frente a Él, hacía allí avanzaba, cayéndose, levantándose para volver a caer de nuevo, mientras que a su paso iba dejando un rastro de sangre que se mezclaba con las lágrimas de las mujeres que le amaban.
Los clavos en sus manos, el grito de dolor dejado en libertad al sentir cómo le iban destruyendo los nervios de la mano, produciendo un dolor tan increíble, dolor intenso, dolor ardiente, como si los relámpagos le atravesaran desde el brazo hasta llegar inclementes hacia la médula espinal.
Ya sobre la pesada cruz, respirando sin aire, con sufriente dolor, experimentado en quebranto, colgado y sin fuerzas, todavía podía mirar con amor a sus detractores; con los brazos dispuestos a siempre perdonar, rogando por nosotros en medio del sufrimiento que le causaba el más leve movimiento, la más entrecortada respiración o la más pequeña brisa rozando levemente su piel; en medio de los vértigos, de los intensos calambres, de la despiadada sed, del hambre de Dios, en el escenario de la más real “sinfonía del dolor”, aún allí su amor por nosotros se mantenía intacto.
Su hora había llegado, la muerte vino por Él. Rieron las huestes de las tinieblas, celebrando cada uno de sus padecimientos, creyendo desbaratados los planes divinos, imaginando la eternidad sin el Hijo de Dios, pero la risa les duró tres días, y tras ellos la vergüenza fue su estandarte, la humillación su pan del día, y clavados en la cruz de Cristo, quedaron sus esperanzas pues ¡Cristo había resucitado! ¡Había vencido la muerte con poder! ¡El hades no pudo retenerlo! Jesucristo lo venció, venció al mundo, venció a la muerte, venció a satán.
Hoy querido amigo, su sacrificio nos libra de la muerte eterna, Ven a Cristo, ríndete a Él, ríndete ante Aquel que fue capaz de morir por ti y de sufrir todo aquel martirió, con la única consigna de que tú vivieras para Él.

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Este blog ha sido creado para compartir experiencias de vida que puedan mostrarnos, de manera más clara, las cosas buenas que llevamos dentro y que algunos hasta hoy desconocen.
Te invito a conocer juntos todo el potencial que Dios ha puesto en tus manos, te sorprenderá llegar a saber que eres una persona con propósito, que no naciste por casualidad, sino que Dios diseñó para ti una vida abundante, para que la disfrutes tomado(a) de su mano.