Mami, me recuerdo junto a ti, acurrucada en tu regazo, viendo alguna película, sintiéndome querida, protegida y cercana a ti; sintiendo que no había cosa que añorara más en el mundo que estar contigo, viéndote reír, viendo como te alistabas para salir de casa, como arreglabas tu cabello, como escogías cada prenda que ibas a usar aquel día, cómo destapabas aquel perfume que te era tan característico.
Me encantaba verte cocinar, ver como te movías por la cocina, como sabías dónde estaba cada cosa, ver cómo parecían salirte más brazos y más piernas, porque alcanzabas todo y estabas en todos lados a la vez; ver como echabas tantas cosas en una de tus ollas, para luego en poco tiempo, empezar a percibir el olor embriagador de tus guisados, de tus postres… de tu cariño.
Mami, yo fui la hija que más te ha disfrutado y que aún te sigue disfrutando, yo soy la que anhela dejarlo todo para ir a verte, para alcanzar a comer juntas; pues sé que me esperas, que reservas tu hambre hasta verme llegar.
Yo soy la que se sienta contigo a tomar la merienda, y la que por las noches aguanta el sueño solo para hacerte compañía hasta que decidas retirarte a dormir…
Gracias Mami, por haber estado en mi vida, por ser mi madre, no me imagino otra en tu lugar. Te quiero con todo mi corazón.
Yo soy la que se sienta contigo a tomar la merienda, y la que por las noches aguanta el sueño solo para hacerte compañía hasta que decidas retirarte a dormir…
Gracias Mami, por haber estado en mi vida, por ser mi madre, no me imagino otra en tu lugar. Te quiero con todo mi corazón.
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