Siempre me sorprendió la gran capacidad de los equilibristas de no caerse, pese a encontrarse caminando sobre una delgada cuerda bien tensada. El ver el espectáculo era muy emocionante. Muchas veces el equilibrista bromeando, hacía el ademán de caerse y era normal escuchar los gritos de espanto y sobresalto en el público espectador. Yo me divertía mucho viéndolos, aunque siempre me quedó ese temor de un día ver caer a alguno de ellos.
En lo espiritual, mucha gente vive su vida en la cuerda floja, haciendo equilibrio para no caerse, sin embargo, y pese a ello, muchos caen para no levantarse más. Caen en los vicios, caen en la depresión, en el conformismo, en el adulterio, en la fornicación, etc.
Amigo, Dios no quiere que vivas una vida pendiente del hilo de tus propias fuerzas, de tu autosuficiencia, Él quiere que des pasos seguros, firmes y que lo hagas sobre un camino donde no tengas que hacer equilibrio entre hacer lo bueno y hacer lo malo, entre ser cristiano y ser pecador, entre vivir en santidad y vivir deshonestamente. Dios no acepta el equilibrio entre lo bueno y lo malo. En esta vida hay que ser radicales para ser vencedores, y ser vencedores para alcanzar la recompensa y la recompensa es vivir toda la eternidad con Cristo.
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