Cuando nos vemos al espejo, tal vez lo que aparezca en él a muchas no nos agrade lo suficiente; quizás hayamos añorado algunas otras cosas (o menos cosas) que otros tienen y que consideramos que son hermosas. Sin embargo, he aprendido a verme en el espejo con ojos de fe, y no porque lo que vea no me guste, sino porque lo que ven mis ojos es muy limitado.
La Biblia dice que tenemos la mente de Cristo (1ª Corintios 2:16), y yo me pregunto, si tenemos la mente de Cristo, por qué no tener también los ojos de Cristo. Si esto es así, entonces todo lo que vea en mi, a partir de entonces, será como Dios lo ve. Él le dijo a Gedeón: "varón esforzado y valiente" cuando Gedeón en ese momento no era ni lo uno ni lo otro. Sin embargo Dios, que llama a las cosas que no son como si fueran, veía en él al hombre que llegaría a ser por FE.
La Biblia dice que tenemos la mente de Cristo (1ª Corintios 2:16), y yo me pregunto, si tenemos la mente de Cristo, por qué no tener también los ojos de Cristo. Si esto es así, entonces todo lo que vea en mi, a partir de entonces, será como Dios lo ve. Él le dijo a Gedeón: "varón esforzado y valiente" cuando Gedeón en ese momento no era ni lo uno ni lo otro. Sin embargo Dios, que llama a las cosas que no son como si fueran, veía en él al hombre que llegaría a ser por FE.
Hoy te animo a que mires por fe, y veas que dentro y fuera de ti, hay una mujer valiente, esforzada, guerrera, que proclama por fe bendición sobre su familia, que puede creer a pesar de las circunstancias, que ha resuelto ser indiferente a lo que el mundo pueda pensar, y que camina por la vida sabiendo quién es y conociendo el valor que tiene para el Reino de los Cielos.
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